Seis vidas se perdieron en un accidente aéreo en Salitre cuando una aeronave configurada como ambulancia cayó a tierra justo en el «Día del piloto».
Renán Bilbao amaneció en sus redes sociales felicitando a sus colegas por el «Día del Piloto» que se celebra cada 7 de abril. Y tenía muchos motivos para celebrar: a pesar de las adversidades por las que atraviesa la industria aérea mundial, su escuela de aviación seguía creciendo.
Hace menos de unes, la Dirección de Aviación Civil le amplió su permiso de operación para el entrenamiento de pilotos y tripulantes en cuatro ciudades del país.
Pero al mediodía el mundo se le puso al revés. Una de las últimas aeronaves incorporadas a su flota, caía en un terreno inundado, cerca de Salitre, provincia del Guayas, cinco minutos antes de llegar a su destino en Guayaquil.
Al mando estaba Gabriel Guapaz, su mejor alumno y su colega de mayor confianza. Con él, viajaban dos pilotos más y tres pasajeros. La Piper Navajo estaba culminando un servicio de ambulancia aérea entre Lago Agrio y el Puerto Principal.
Horas después se anunció que los seis ocupantes habían fallecido.
La Piper había despegado el martes a mediodía desde Guayaquil con destino a Nueva Loja.
Los médicos que viajaban a bordo acompañaban frecuentemente a pacientes que debían ser aerotransportados.El vuelo de ida no reportó novedades. Para el regreso despegaron de la capital de la provincia de Sucumbíos con un 25 por ciento menos del peso máximo que permite la aeronave.
El vuelo estaba programado para una hora con 45 minutos, a una altura de 14 mil pies. La avioneta tenía una autonomía de tres horas en el aire.
La Piper PA-31 puede transportar hasta siete pasajeros más dos tripulantes.
El modelo Navajo es de fabricación norteamericana y se construyeron 4.000 unidades entre 1967 y 1984. Con sus dos motores puede volar hasta 1.800 kilómetros (igual a la distancia entre Quito y Lima).
El piloto Gabriel Guapaz Bone era también el gerente de operaciones de la Escuela de pilotos ESAV, empresa que nació en Salinas y que hoy opera también en Shell Mera, Quito y Santa Rosa.
Con Guapaz viajaban sus colegas Edwin Velásquez como copiloto y Jaime Muñoz como pasajero.Los pasajeros eran profesionales de la salud. La doctora Silvia Orellana Manzano era máster en gestión de seguridad clínica por la universidad de La Rioja, de España y catedrática universitaria.
Ella trabajó en el hospital Abel Gilbert Pontón de Guayaquil y era parte del staff de Yanachay, una empresa que brinda el servicio de traslado aeromédico.
Otro de los ocupantes era el doctor Elvis Trujillo Correa, quien como integrante del ECU911 acudió a varias partes del país al auxilio de accidentados.
También laboró en la Unidad de Cuidados Intensivos del Omnihospital de Guayaquil. Sus excompañeros del colegio Vicente Rocafuerte lo recuerdan como «el mejor de la clase».
El quinto pasajero, Julio Jaramillo, habría sido también un profesional administrativo de la salud.
Las causas del accidente apuntan en principio a alguna falla mecánica. La Junta investigadora que empezó sus labores de inmediato tendrá la respuesta.
Ante la imposibilidad de continuar con el vuelo, el piloto seguramente declaró la emergencia y buscó un lugar para aterrizar. Según expertos, en una emergencia de ese tipo, en primer lugar se debe evitar caer sobre caseríos que magnificarían la desgracia.
La zona rural de Salitre es arrocera, pero caer sobre un arrozal produce vuelcos de la nave. Solo le quedaban las zonas inundadas que tampoco son recomendables, pero no había más…