El Papa Francisco invitó hoy a los miembros de la plenaria del Dicasterio dedicado a las relaciones con las demás confesiones a considerar las historias, los deseos, las heridas y los sueños de cada credo religioso: entre la violencia destructiva y la indiferencia está siempre la opción de la «convivialidad de las diferencias», un camino de búsqueda de Dios vivido en la fraternidad.
El diálogo es una cuestión crucial en esta era de la globalización en la que se registra una aceleración de las comunicaciones internacionales. Y también es así con el diálogo interreligioso. Lo afirmó el Santo Padre al reunirse esta mañana con los participantes en la asamblea plenaria del Dicasterio homónimo, otrora Secretariado para los no cristianos, que Pablo VI quiso en 1964 «como signo visible e institucional del diálogo con los pueblos de otras religiones», consciente del «desarrollo exponencial de las relaciones entre personas y comunidades de diversas culturas, lenguas y religiones».
La misión del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso
Y hoy, «sabiendo que ‘el diálogo interreligioso se realiza a través de la acción, el intercambio teológico y la experiencia espiritual'», añadió Francisco, la tarea del Dicasterio es promover «entre todos los hombres una verdadera búsqueda de Dios».
En el transcurso de los trabajos se presentarán informes de diferentes zonas geográficas y habrá espacio para momentos de reflexión e intercambio. La Asamblea también pretende ser una oportunidad para reflexionar sobre la situación actual del diálogo interreligioso en diversas partes del mundo y explorar cuál debe ser el papel de la comunidad cristiana en la promoción de la convivencia y la fraternidad entre miembros de diferentes tradiciones religiosas para contribuir al bien de toda la humanidad.