Pedro Masabalín, vecino de Ambatillo Alto, dice: “es una bendición que mi nieto y sus padres emigraran a Estados Unidos. Acá nadie nos ayudó pese a que viajamos a Quito y Guayaquil buscando ayuda”.
Matías, su nieto de 2 años, fue diagnosticado con un soplo al corazón y problemas en su pulmón derecho, por lo que necesitaba de urgencia someterse a una cirugía. Lo que ganaban sus padres en la fabricación de calzado no cubría los USD 25 000 que requerían para cubrir los gastos.
La crisis generada por la pandemia agravó su situación económica. “No les quedó otra opción que migrar para buscar ayuda en Estados Unidos”, cuenta el vecino deAmbatillo Alto.
El yerno de Masabalín cruzó primero la frontera de México y luego viajaron su hija y sus dos nietos. Ellos tardaron 15 días en llegar al Norteamérica. “No supimos nada de ellos durante ese tiempo, pero lograron pasar la frontera. Allá consiguieron ayuda y la operación no les costó, mi nietito está ahora en recuperación, gracias a Dios”.
Con las remesas comenzaron a pagar USD 15 000 del crédito entregado por una cooperativa. Al mes cancelan USD 250.
Más migración
Además de Ambatillo, de las parroquias de Quisapincha y Pasa, en Ambato, han salido más familias en busca del ‘sueño americano’. Las casas de dos y tres plantas con grandes ventanales tipo espejo están abandonadas.
El centro poblado de Ambatillo Alto se recorre en unos cinco minutos. El movimiento ha bajado considerablemente durante el día, mientras en la noche se convierte en un pueblo desolado.
“Los padres o hermanos cuidamos las casas en las rondas para evitar robos. Había mucho abigeato en la mañana, pero con los controles instalados al ingreso ya no entra nadie”, comenta Rosa Masabalín, presidenta del Cabildo de Ambatillo.
Casas abandonadas
Ella cuenta que en los 11 barrios de la zona hay decenas de casas abandonadas, sus propietarios comenzaron a salir desde junio de 2020. Estima que al menos 250 de las 700 personas que habitaban ahí han salido al extranjero.
Masabalín cree que para evitar que más gente migre es necesario que el Gobierno apoye con créditos para impulsar proyectos productivos y emprendimientos. “Nos comentan que van a darnos créditos, pero piden decenas de papeles, deben decirnos si nos van a dar o no”.
José Chato, de 50 años, vive en el ingreso a Ambatillo. Junto con su esposa y tres hijos están angustiados. Uno de sus hijos se fue a Estados Unidos, pero no tiene trabajo permanente. A esto se suma que su vivienda está a medio construir. El tejido de las varillas de las columnas de la segunda planta está oxidado.