En un gesto sin precedentes, el presidente de China, Xi Jinping, y el expresidente de Taiwán, Ma Ying-jeou, se reunieron el miércoles en Pekín, marcando un hito en las relaciones entre ambas naciones. Este encuentro, el primero de su tipo desde la cumbre celebrada en Singapur en noviembre de 2015, ha vuelto a colocar la atención mundial sobre la compleja relación entre la República Popular China y Taiwán.
Durante la reunión, Xi Jinping expresó su firme creencia en la unidad de los compatriotas a ambos lados del estrecho de Taiwán, enfatizando la voluntad de China de abordar cualquier problema mediante el diálogo. Sus palabras resonaron en un contexto histórico en el que la unificación de Taiwán ha sido una aspiración central para el gobierno chino desde la guerra civil que condujo a la fundación de la República Popular China en 1949.
El presidente Xi recordó la historia compartida entre China y Taiwán, desde los días de Mao Zedong hasta el exilio de Chiang Kai-shek en la isla tras su derrota en la guerra civil. Este último estableció un gobierno separado, manteniendo viva la llama del nacionalismo del Kuomintang en Taiwán, apoyado por potencias occidentales durante la Guerra Fría.