Las autoridades australianas continúan las labores para sofocar un incendio forestal cerca de la ciudad de Narrabri, en el estado de Nueva Gales del Sur. Durante la noche del lunes, 18 de diciembre, la emergencia duplicó la extensión de su alcance hasta las 110.000 hectáreas. También causó una peligrosa tormenta eléctrica.
El incendio, cuyo tamaño equivale a casi dos veces la superficie que ocupa la ciudad española de Madrid, arde sin control de forma «peligrosa y errática» en el bosque de Pilliga, unos 17 kilómetros al sur de Narrabri, dijo el Servicio Rural de Bomberos del estado australiano de Nueva Gales del Sur en su página web.
Los bomberos también informaron de que el fuego generó anoche su propia tormenta eléctrica o «pirocúmulos», que son potentes columnas de aire caliente que se desprenden con la suficiente fuerza como para producir sus propias nubes y que provocan la propagación de cenizas a mucha distancia, capaces de generar otros fuegos.
Los ciudadanos no pueden ser evacuados
Según la cadena pública australiana ABC, los habitantes de la ciudad de Dubbo, a unos 200 kilómetros del incendio, han reportado que ha caído hoy cenizas del cielo.
A raíz de este frente de llamas, los bomberos pidieron a los residentes de las localidades de Baan Baa, Willala, Goolhi, Rocky Glen y Stannix Park que busquen refugio, dado que es demasiado tarde para salir de este lugar, donde se pronostican temperaturas de unos 35 grados.
Además, el humo de los incendios en el norte del estado ha alcanzado el noroeste de Nueva Gales del Sur, en la región de Hunter, e incluso el área metropolitana de Sídney, a unos 520 kilómetros de distancia de Narrabri, el cual se espera que los vientos disipen esta tarde, explicaron los bomberos en X (Twitter).
Unos 450 bomberos tratan de extinguir un total de más de 60 incendios, 15 de ellos descontrolados, en Nueva Gales del Sur, en medio de altas temperaturas en dicho estado, mientras que el vecino Queensland lucha contra poderosas inundaciones causadas por el paso la semana pasada del ciclón Jasper.
Australia, donde la crisis climática ha agravado las catástrofes meteorológicas, se enfrenta este año a un clima más seco del habitual debido a El Niño, un fenómeno natural provocado por las corrientes en el océano Pacífico que, agravado por el calentamiento global, podría ocasionar devastadores desastres.