Aproximadamente el 10% de la población del archipiélago nación de las Seychelles -frente a la costa sureste de África- es adicta a la heroína, en lo que ahora el gobierno considera como una epidemia.
Ni siquiera estar en la cárcel ofrece protección a los que son dependientes de esa droga.
Reporteros de la unidad investigativa BBC Africa Eye tuvieron acceso a la principal cárcel del país, en la que fueron testigos del lado más crudo de un problema que amenaza con desbordar al país.
Situada en lo alto de una loma, rodeada de hermosos paisajes del océano Índico, se encuentra la prisión Montagne Posée, el principal centro penitenciario de las Seychelles.
Las Seychelles son un país de contradicciones, aunque es difícil reconciliar estas asombrosas vistas con lo que hay dentro de la prisión.
En la entrada del centro penitenciario, después de atravesar numerosas puertas cerradas y pasar kilómetros de alambre de púas enrollado, hay un mural de Nelson Mandela de cuatro metros de altura, pintado en la pared de un edificio de oficinas.
Al lado de la sonriente cara del fallecido presidente de Sudáfrica -que por su puesto también estuvo preso- hay una cita que reza: «Se dice que nadie conoce una nación hasta que no ha estado dentro de sus cárceles».