La muerte de Mahsa Amini el año pasado mientras estaba bajo custodia policial desató la protesta de miles de mujeres y niñas, que salieron a las calles de Irán a manifestarse.
Mahsa, una joven kurda de 22 años, había sido arrestada por supuestamente llevar el hiyab «de forma inadecuada». Pero esta no era la primera vez que una protesta de tal magnitud desafiaba el decreto de las autoridades sobre qué ropa deben usar las mujeres y cómo deben comportarse.
En 1979, lo que en principio iba a ser una pequeña reunión para celebrar el Día Internacional de la Mujer, una fecha considerada por el entonces recién nombrado Líder Supremo de Irán como un invento occidental, acabó convirtiéndose en una gran manifestación.
Solo 24 horas antes, el arquitecto de la revolución iraní, el ayatolá Ruhollah Jomeini, había decretado que todas las mujeres debían usar el velo islámico en su lugar de trabajo.
En un discurso ante miles de sus simpatizantes en la ciudad de Qom, afirmó que, sin el velo, las mujeres iban «desnudas», según la sharía.