El éxodo de extranjeros registrados hacía nuestro país en los últimos tres meses, motivó al Ejército ecuatoriano a realizar investigaciones para determinar cuál eran las causas de la masiva presencia de ciudadanos venezolanos y colombianos en territorio nacional. En esta acción investigativa del personal de inteligencia militar, revelan que en la frontera de Huaquillas y Tulcán estaría operando un red de trata de personas.
La finalidad de esta organización delictiva es de buscar a través de pasos clandestinos, el cruce ilegal de los extranjeros a ambas fronteras que comparte Ecuador con Perú (en el Sur) y Colombia (en el Norte).
RUTA
De acuerdo a los datos militares, la ruta empieza desde la frontera de Tulcán (Puente Internacional de Rumichaca). Una vez que los migrantes entraron a Ecuador de manera irregular, (con ayuda de coyoteros) se embarcan en buses de transporte interprovinciales que tienen conexión con Huaquillas, ubicado al sur de nuestro país.
Desde el inicio de la pandemia (marzo del 2020) los gobiernos de Ecuador, Colombia y Perú decidieron cerrar sus fronteras para evitar que el virus de la COVID-19 se propague por estas naciones, pero eso no frenó la llegada de los migrantes.
VERSIÓN OFICIAL
“Tenemos información que existen personas que cobran hasta 400 dólares por persona, les aseguran el paso desde Colombia a Ecuador y luego hacia Perú, incluso le dan custodia y hospedaje”, reveló el capitán Mario Sánchez, oficial de Operaciones del Batallón de Infantería Motorizada Constitución de esta provincia. “Ellos (la red de trata de personas) proporcionan el movimiento, traslado y alojamiento para luego poderlos cruzar por los pasos no autorizados”, expresó Sánchez.
Las indagaciones detallan que en la red de trata de personas están inmiscuidos coyoteros que operan en Ecuador, Perú y Colombia; en este último país hacen el ‘enganche’ a los venezolanos y colombianos que tratan de llegar de cualquier forma hasta el territorio peruano.
Pero todo tiene un costo. Para dejarlos atravesar por los pasos improvisados en estas fronteras, los extranjeros deben de cancelar hasta 30 dólares. Los trayectos para llegar a las ciudades fronterizas son en caminata entre dos y tres horas, donde pasan hambre, frío e inseguridad.
OPERATIVOS EN HUAQUILLAS
El 80% de los pasajeros de los buses interprovinciales que tenían como destino la ciudad de Huaquillas, eran extranjeros. Personal de las Fuerzas Armadas constató esos datos, mientras realizaba un control en la vía Panamericana, a la altura del antiguo control militar de El Telégrafo. Fue la madrugada del 29 de diciembre último.
“Salimos desde Colombia a Ecuador y hasta llegar a Huaquillas nos ha tomado algo de tres días, estoy viajando con mis sobrinas que van a reunirse con su mamá en Piura”, narró Víctor Arvelo, ciudadano venezolano que llegó a Huaquillas cerca de las 05:00 de ese día. Él prefirió no decir nada, ante la pregunta sí pagó algún valor por el traslado.
El oficial de operaciones dijo que han podido evidenciar que existe gente sin documentos y otros con pasaportes. En los buses no han descubierto a los presuntos coyoteros, mencionó. Aparentemente los migrantes no cuentan a quiénes pagan por temor a represalias.
Según Sánchez, el número de extranjeros que atraviesan hacia el Perú bordea los 80 por día. Y para no ser detectados, lo hacen en horas de la noche y madrugada.
Al preguntarle si existe alguna ley para que impidan el libre tránsito de los extranjeros, respondió: “eso sería potestad de la policía, en este caso el control de la movilidad. Como es de conocimiento estábamos en un estado de excepción y eso sería específicamente de la Policía Nacional”, manifestó el capitán de infantería.
DUERMEN EN PARQUES Y ACERAS
En la travesía de los migrantes para buscar mejores días para sus familias, también son estafados y otros maltratados por parte de los coyoteros.
Algunos han recurrido a pernoctar en los parques y aceras de la ciudad de Huaquillas. El que tuvo suerte logró refugiarse en viviendas de sus connacionales.
José, que evitó identificarse con su apellido, contó que desde su natal Maracaibo (Venezuela) trajo consigo en una mochila algunos dólares, ropa, útiles de aseo, zapatos, sábanas y una colchoneta para poder dormir en espacios públicos.
Al igual que Víctor se fue a reencontrarse con su esposa que vive en la capital peruana. No quiso entrar más en detalles. (I)
Fuente:www.diariocorreo.com.ec