El viernes 13 de diciembre, Rusia llevó a cabo un ataque masivo contra Ucrania, utilizó un total de 93 misiles y cerca de 200 drones, según informó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Zelenski añadió que, pese a la magnitud del ataque, el Ejército ucraniano logró interceptar 81 de los 93 misiles rusos, incluidos 11 misiles de crucero que fueron derribados por los aviones F-16 proporcionados por Occidente.
Según las autoridades ucranianas, varias regiones fueron alcanzadas por los misiles, incluidos Leópolis, Ternópil e Ivano-Frankivsk, donde se encuentran infraestructuras energéticas clave.
El ministro de Energía de Ucrania, Herman Galushchenko, denunció que el sector energético en todo el país está nuevamente bajo un ataque masivo.
“El enemigo continúa con su terror. Una vez más, el sector energético en toda Ucrania está bajo un ataque masivo”, afirmó Galushchenko en su cuenta de Facebook.
En respuesta al ataque, Rusia justificó la acción como una represalia por el uso por parte de Ucrania de misiles de largo alcance ATACMS suministrados por Estados Unidos.
Desde el inicio de la invasión rusa, Ucrania ha sido blanco de más de diez ataques masivos contra la infraestructura energética, lo que provoca apagones generalizados y dificulta la vida diaria en medio del invierno.