Los hechos ocurrieron el domingo en Starks, un pueblo de Luisiana cercana a la frontera con Texas, explicó el martes en un comunicado la oficina del sheriff del condado de Calcasieu.
Los agentes informaron que una niña de 14 años «sufrió una herida por bala en la parte trasera de la cabeza». Fue transportada al hospital por «heridas no letales».
Los investigadores se enteraron de que varios jóvenes jugaban «al escondite en el barrio y se escondían en la propiedad de un vecino«.
Entrevistado por la policía, David Doyle explicó «haber visto sombras al exterior de su casa» y haber ido a buscar su arma de fuego. El hombre de 58 años salió nuevamente y «observó a gente salir corriendo de su propiedad, momento a partir del cual comenzó a disparar en su dirección y alcanzó sin saberlo a la niña«.
Detenido, fue inculpado por varios cargos, entre ellos el de agresión agravada con arma.
Este hecho se inscribe en una reciente sucesión trágica de interacciones banales que derivaron en baños de sangre en Estados Unidos.
Una mujer de 20 años murió en abril en el estado de Nueva York tras haber entrado en automóvil por error en la entrada de un domicilio particular.
El mismo mes en Texas, un hombre disparó sobre porristas luego que una de ellas tratara de abrir la puerta de su vehículo, que confundió con el propio, y un adolescente negro fue herido por bala tras haberse equivocado de casa en Misuri.