Tres surfistas extranjeros, los hermanos australianos Callum y Jake Robinson junto con su amigo estadounidense Jack Carter Rhoad, habían llegado a la costa de América del Norte para iniciar su esperado viaje de surf.
Sin embargo, lo que prometía ser una aventura épica se convirtió en una pesadilla cuando sus cuerpos fueron encontrados brutalmente asesinados en un lugar de acampada en Baja California.
Planeaban recorrer la ruta costera desde Ensenada hasta Rosarito, pero nunca llegaron a su destino. Tras varios días de búsqueda, sus cuerpos fueron hallados en un pozo a varios kilómetros de su campamento, junto a su camioneta incendiada.
Las autoridades confirmaron que cada uno había sido ejecutado de un disparo en la cabeza, dejando a la comunidad de surfistas locales conmocionada y aturdida.