Más de 4000 psicólogos hacen falta en el sistema educativo fiscal del Ecuador. Mientras cientos de niños y adolescentes enfrentan solos, en las aulas, los conflictos emocionales agravados por la emergencia sanitaria.
Tras dos años de pandemia los planteles educativos reabrieron. Pero el escenario es distinto al de la prepandemia. Los estudiantes enfrentan más conflictos emocionales y eso le está pasando factura al sistema educativo del país.
Chicos atemorizados por los malos tratos de los padres o de los profesores. Conflictos entre alumnos y bullying. Desinterés por estudiar y angustia por las bajas notas. Dolor por la ausencia de los padres y miedo a la soledad.
Estos son los mayores conflictos que enfrentan los niños y adolescentes. Están identificados por los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE), instancia responsable de brindar apoyo y acompañamiento psicológico, psicoeducativo, emocional y social.
En la práctica esto no ocurre porque los planteles carecen de equipos multidisciplinarios para atender las necesidades de salud mental. Así lo dice Rubén Lema, presidente de la UNE de Azuay.
Los estudiantes con trastornos emocionales fuertes no tienen un tratamiento especial dentro de los establecimientos. Esta falta de atención está llevando al suicidio o intento de suicidio de niños y adolescentes.